Amigos, amigas, con
frecuencia se dice que los mexicanos no tenemos memoria y que por ello
merecemos los gobiernos que nos tocan. Hoy es el día de cambiar esas actitudes
en bien de nuestra patria, de nuestros hijos y principalmente de nosotros
mismos. El Jorobado de Tepotzotlán se ha declarado muchas veces apolítico
principalmente porque cree profundamente que la política es un pantano y los
políticos las ratas que lo habitan, pero ante el peligro que corre Tepotzotlán
—uno de los pueblos con mayor tradición y belleza de nuestro país—, creemos
que es nuestra obligación hacer ciertos señalamientos, aunque siempre será el
más importante establecer una premisa que cuando se cumpla nos dará un libertad
tremenda: los pueblos no necesitan de los políticos para progresar. Sin
embargo, aún no alcanzamos esa madurez y prueba de ello es que el próximo 7 de
junio debemos darnos cita en las urnas para elegir diputados y alcaldes y ello,
aunque muchos no lo entiendan, es una gran responsabilidad, más ahora en que
nuestro municipio vive al borde del colapso, de su inminente urbanización y de
la terrible pérdida de su cultura, ecología e historia que esto conlleva, pues
se ha promovido desde el ayuntamiento un saqueo sistemático de nuestra herencia,
mediante la venta indiscriminada de su territorio, bienes y servicios y cuyas
ganancias nunca llegan al pueblo sino como migajas de un gran pastel que se
reparten unas cuantas personas, que para colmo, son hasta familiares de sangre
(hermanos, hijos, sobrinos) o de alianza (cuñados, esposas, compadres).
El
discurso que nos presentan es tan patético que hasta los niños se los saben de
memoria: “prometemos alumbrado, pavimentación, mayores empleos, seguridad para
ti y para tus familias…” En ninguno de ellos he escuchado un verdadero proyecto
de gobierno que incluya: nuestra cultura que se pierde, nuestra historia que saquean,
nuestra ecología que deterioran, y mucho menos un verdadero proyecto económico (agropecuario,
turístico, de servicios y ambiental) que no esté basado en recibir limosnas disfrazadas
de “apoyos a los que menos tienen”. Si aún no crees que la muerte de nuestro
pueblo se acerca, hagamos un breve recuento, amigo, amiga de Tepotzotlán, de lo
que en la última década han “hecho” nuestros “insignes” gobiernos municipales.
Apenas diez puntos (aunque son muchos más) que debes tomar en cuenta en las
jornadas electorales:
1) Ha
promovido vorazmente la inclusión de este pueblo mágico a la mancha urbana
cuando su deber era delimitar sus fronteras en pos de la conservación. Ahora la
parte medular de este insigne municipio, estandarte de los pueblos mágicos, se
halla a escasos metros de esos fraccionamientos multifamiliares, de esas zonas
industriales nocivas, de esos criaderos de narcotraficantes y delincuentes que
conforman en gran medida al mal planeado municipio de Izcalli (del que por
cierto, la mitad de su territorio se asienta en pueblos que le fueron robados a
Tepotzotlán in illo tempore)
2) Sin
conocimiento de causa, alteran nuestra herencia histórica como aquel inculto presidente
que mandó repellar el atrio de la iglesia con cal y arena, con miras a “protegerlo
“, coludido con autoridades del Inah. Nuestro atrio que fue portento de
tezontle y cantera y ahora es un criadero de moho. Por cierto que tratamientos
similares se practicaron dentro del mismo Museo del Virreinato.
3) Sobre
la misma línea de abandono histórico, destruyeron el puente colonial que estaba
a la altura del balneario San Pedro y hoy en día no existen ni el tradicional balneario,
ni el puente histórico y en cambio domina el paisaje una bodega Aurrera y un Coppel,
cuando son empresas restringidas en el programa de pueblos mágicos. Asimismo,
han convertido el centro histórico en una mega cantina de viernes, sábado y
domingo, y la oferta cultural e histórica de nuestro municipio se limita a
barras libres y venta de alcohol en la vía pública, que por lo menos debería de
traducirse en el apoyo a la bebida que más fama le ha dado a nuestro municipio:
el pulque.
4) Se
ha permitido arteramente el saqueo arqueológico en la sierra de Tepotzotlán y
nunca se protegió el patrimonio prehispánico del cual algunos invaluables
ejemplos ya han desaparecido del todo como es el caso de las pinturas rupestres
de la Cueva de la Leona y Las Costillas del Diablo (La diosa azteca) y algunos
fueron atracados por el mismo Inah, como la pirámide del Momoxtli, en Cañada de
Cisneros, de la cual nunca se ha hecho mención abierta en el municipio en vías
de protegerla. A la par, se ha autorizado el deterioro ecológico
de la sierra, la cual es un parque estatal, promoviendo la instauración de fraccionamientos
y viviendas en sus faldas.
basamentos prehispánicos saqueados en la Sierra de Tepotzotlán |
5) En
una de las tranzas más cínicas de los últimos años, vinieron administraciones
de otros municipios a establecer un colosal basurero a gran escala y a cielo
abierto que ha repercutido no sólo en la ecología de la cabecera municipal,
sino en la salud misma de sus habitantes.
6) Engañaron
al turismo y a nosotros como habitantes del pueblo con un supuesto libramiento
para agilizar el tránsito hacia los pueblos altos y los Arcos del Sitio, y se
ha utilizado el mismo para instaurar en los fértiles campos de siembra una
pequeña ciudad de mega naves industriales que en el paisaje compiten en cuanto
a lo colosal con el Museo Nacional del Virreinato y que una vez más ponen en
riesgo nuestra designación como pueblo mágico.
7) Tiraron
el antiguo mercado de artesanías y en cambio establecieron un bodrio donde se
comercializa fayuca china y en el mismo tenor, hicieron cambios sustanciales a
nuestro palacio municipal, se robaron la fuente de cantera y cambiaron el piso
tradicional por un horrendo azulejo de baño que es el jaque de la secretarias
en tiempo de lluvias, pues la más hábil resbala.
8) Se
tiene en el olvido a los pueblos altos, baluarte de la ecología, la historia y
la cultura del municipio, y en cambio se ha promovido su urbanización, la
contaminación de sus ríos y manantiales. Disfrazado de parque ecológico
privatizaron Los Arcos del Sitio y hoy en día ni siquiera son las comunidades
de Tepotzotlán las que se benefician con su administración, sino el municipio
de Villa Nicolás Romero, más propiamente el pueblo de Magú (y no es nada
personal contra esta comunidad tan fuerte en su historia y tradiciones). Y también
en los pueblos altos desde hace años se alertó sobre la sistemática
contaminación con aguas negras e industriales de la presa de la Concepción y el
gobierno de entonces desoyó los señalamientos: hoy en día la presa está
contaminada y aún así, la manejan como un atractivo turístico poniendo en
riesgo la salud e integridad de los turistas y la gente que habita en sus
inmediaciones.
9) La
seguridad en el municipio nunca ha estado tan comprometida como hasta ahora. Se
compró una flota de patrullas para los pueblos y barrios que casi nunca cumplen
con su cometido. Ha crecido exponencialmente el narcomenudeo principalmente en
las zonas marginadas y en consecuencia hemos tenido que vivir los hechos
violentos que de ello derivan: secuestros, extorsiones, asesinatos. A los
pueblos altos, por ejemplo, ya los agarraron de tiradero de cadáveres. A los
mismos pueblos altos se les ha convertido en el laboratorio de ensayo de
criminales que no pocas veces están coludidos con la autoridad.
10)
Se pretende establecer desde el palacio municipal
un sistema de gobierno que más que democrático, se parece en ciertos rasgos a
la monarquía o a los cacicazgos: el poder se hereda a los familiares y esto
permite la continuidad de mal llamados “proyectos de gobierno” que más bien son
tranzas a gran escala, negocios de
familia que sólo benefician a unos cuantos a costa de destruir a uno de los
pueblos más importantes de México.
Si estás de acuerdo
ayúdanos a difundir este artículo y tenlo presente a la hora de votar. Desde el
glorioso San Miguel Cañadas, Tepotzotlán, Estado de México, a 29 de Mayo del
2015: El Jorobado de Tepotzotlán