martes, 6 de diciembre de 2016

EXCURSIÓN A LA SIERRA SAGRADA DE TEPOTZOTLÁN (PRIMERA PARTE)


 
Cerro sagrado de las Dos Jorobas, Tepotzotlán, México

Ya para la gente antigua que habitó Tepotzotlán incluso antes de los otomíes y los nahuas, de los toltecas, chichimeas y teotihuacanos, o sea, hace unos cinco mil año, las montañas de la sierra eran sagradas, eran el templo y la casa, el modo de sustento y su protección en la guerra, el lugar de donde venían la enfermedades pero también los remedios, el sitio donde erigir sus espacios sagrados y también los camposantos donde sus ancestros reposaran, en suma, la montaña para ellos era la vida y la muerte.
Bellos ejemplares de flora circundan al cerro

La excursión padeciendo los rayos del sol

Agrestes caminos de la sierra
 
El símbolo se confeccionó con tal poder que ha llegado a nuestros días cargado de todos los significados que a lo largo de los siglos se le atribuyeron y aunque muchos de ellos desafortunadamente han quedado velados para nosotros en el polvo del tiempo, también es cierto que la Sierra de Tepotzotlán todavía y a pesar de los vándalos que la han saqueado y destruido (y esto incluye a autoridades y políticos) aún es santuario de historia, cultura y naturaleza que le colocan como uno de los espacios ecológicos y arqueológicos más importantes del país. Su conservación no puede venir de quienes la están destruyendo con su indiferencia o sus ambiciones personales. Su conservación sólo puede ser realizada por una sociedad civil responsable, madura pero que sobre todo ame profundamente sus raíces y su historia. Conocer es proteger. Nadie puede querer lo que no conoce. Por eso invitamos a la sociedad de Tepotzotlán y sus diversos pueblos, e incluso de los municipios conurbados que se ven beneficiados por nuestras montañas, a que conozcan y protejan al que se supone es parque estatal Sierra de Tepotzotlán.
Las sombra de la Dos Jorobas se extiende al infinito

Peñas que han embrujado al hombre durante siglos

Concierto de cimas caprichosas: La Sierra de Tepotzotlán
 
Para finalizar este año, el Jorobado de Tepotzotlán y algunos amigos cercanos que están en constante investigación con lo referente al municipio, organizamos una visita a la que consideramos una de las partes más sagradas de la sierra: El Cerro de la Dos Jorobas y Peña de la Caparrosa, templo milenario, casa de fauna maravillosa como el coyote y el gato montés y de flora increíble que varía en los microclimas que circundan el cerro, entre los humedales de los bosques hasta la aridez de las magueyeras y nopaleras. El asenso se hizo por La Estancia y sur misteriosos ríos, para posteriormente entrar en terrenos de Peña Colorada y las frondas del Puerto del Azafrán y terminar en el bello plan que une a las Dos Jorobas con la Caparrosa.
 
Vistas panorámicas

Luces y sombras de cielo serrano
 
Entendimos en la profundidad de esa noche cimarrona porque los hombres concibieron en estos espacios la idea de dios y lo divino, porque con frecuencia decimos ante sus inmensidad “no somos nada”, y con la nitidez del amanecer supimos porque en otros tiempo esas cimas fueron observatorio y bastión de guerra: desde sus cumbres se pueden ver Tula y Tepeji y sus sagrados cerros del Xicuco y el Cincoque, se abre a los ojos la gran nación otomí de Chapa de Mota, Villa del Carbón y Jilotepec, zona entrañable de nuestra propia historia municipal, y al suroriente se despliega sin tapujos el valle del Anáhuac, sus distintos señoríos que culminarían en el esplendor de México-Tenochtitlán ahora —y desde nuestra cima— alfiletero de torres de concreto y manto cubierto de cubitos de asfalto y cemento.
Atardecer...

...anochecer...

...amanecer
 
Todavía, por la casa donde nace el sol, nos miran desde la distancia los padres de todos los cerros sagrados de la cuenca de México: el humeante Popocatepetl y la dama blanca Iztaccihuatl.

Los volcanes sagrados vistos desde las Dos Jorobas en Tepotzotlán